Imaginamos este espacio habitado por una doble función. Por un lado contar al afuera en qué andamos, qué pensamos; y para escribir. Y seguir escribiendo, con la temporalidad que el gerundio nos permite.   

En este recorrido que estuvo muchas veces determinado por la pandemia y sus posibilidades de encuentro, fuimos armando esta nueva edición de la revista. A veces más separados, últimamente un poco más juntos.

La libertad atraviesa de una forma u otra todos los escritos, hoy.

En esta revista van a encontrar entrevistas, poesías, canciones, un rap que cuenta una vida que no es de cuento, ensayos y hasta grafitis. Decidimos incluir estos últimos como un escrito más, como tatuaje que permanece en el tiempo ofrecido siempre a cada lector ocasional, seguramente con sentidos diversos, cada vez.

Sabemos que la escritura es una práctica habitual en las cárceles, en muchas ocasiones para encontrar algún alivio al malestar que el encierro supone y en otras porque es inevitable. Y entonces escribimos. Escribimos para hacer algo con eso.

 

Escribimos y descubrimos –otra vez- que en la escritura hay un plus, como en todo proceso creativo, que no se reduce a la suma de sus partes, siempre disgregadas. Algo se produce ahí, algo que no estaba antes pero que desde que aparece ya nada es igual. La revista de PRISMA existe desde hace muchos años, con variadas ediciones. En esta vuelta, los pajaritos cantan. 

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Esperamos disfruten esto que para nosotros fue ocasión de encuentro y producción.